El sonido de la ventana me enferma, la lluvia golpenadola me llena de nauseas, distorciona mi perfecta soledad, el silencio absoluto de mi casa. Cuando hay sol dejá entrar la luz sin ningún tipo de orden, como un niño que juega en su patio. El calor de esa luz deja ver mi reflejo sobre esa ventana grande que le encantaba al abuelo. El abuelo veia reflejada su juventud sobre ella, las guerras ganadas, los amores perdidos, los hijos que se fuerón y los nietos que llegarón. Casí puedo ver sobre su superficie la cara feliz del abuelo recordando todas esas cosas al final de sus días donde la cenilidad le ganaba la batalla a la realidad. Me fastidiaba siempre con sus ideas de que buscara pareja, que la frialdad de mi alrededor y la soledad son pesimos compañeros. No se si tenía razón, desde que ella se fue nada volvio a ser igual. Es todonto empeñarse en recuerdos sin sentido, ya lo hecho, hecho esta y no puedo hacer nada par remediarlo, solo quedarme aquí esperando que la muerte me gane la
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